viernes, 1 de julio de 2011

TEMA I: “REORGANIZACIÓN ECONÓMICA MUNDIAL, REFORMA, MODERNIZACIÓN Y DESARROLLO SOCIAL.”

            Al final de la década de los 50’s, México entró en conflicto con su economía y las restricciones derivadas de la insuficiencia de las insignias requeridas para importar los medios de producción propios de la fase de industrialización que estaba por empezar. Esto ocasionó la ruptura de las condiciones del aislamiento económico. La disolución era realizada por la maduración de las estructuras internas y la internacionalización del capitalismo mismo.
            El fenómeno de integración daba respuesta a la exigencia de la más alta tecnología proveniente del extranjero, para hacerle frente al aumento de capital y a la difusión de los sistemas de la industria. También hacía mención a las demandas de capital de préstamo resultantes de los requerimientos de medios de producción para la industria, los servicios y el agro.
            Estos dos elementos hicieron que la acumulación del capital en México se realizara rápidamente; fue posible un aumento de la  capacidad para importar por medio de la política del “desarrollo estabilizador”.
            México se inmiscuyó de manera muy considerable en un factor de inestabilidad económica mundial como fue la crisis de 1973-1975, donde se ubican dos niveles: primero cortó un ciclo de prosperidad de la postguerra donde el mundo había tenido crisis leves a comparación de la que se venía en ese tiempo, aparte no había crisis que se dieran al mismo tiempo en diferentes países; por otra parte, se inició un periodo de crecimiento inestable que se tradujo en titubeos de la tasa del capital, aunado a esto conllevó un elevado desempleo y a un incremento de las presiones inflacionarias, lo cual llevó al capitalismo mundial a otra crisis de la misma gravedad en el periodo 1980-1982.
            Por todo lo antes mencionado, el capitalismo mundial entró en un periodo de descomposición, como cuando la expansión de los países capitalistas chocaba con la sobreproducción, la fragmentación del mercado mundial y el derrumbe del crédito.
            El proceso de sobreproducción mundial que encaminó a la crisis del 73-75, se hizo más grande gracias a que los países capitalistas no tuvieron la capacidad de ahorrar el dinero que se generaba ahí mismo, problema que se refleja en el Banco Mundial (FMI) donde pone de manifiesto una menor tasa de ahorro en los países imperialistas. Como un ejemplo de lo dicho anteriormente, está el descenso del ahorro neto como porcentaje del PIB en los siete países más industrializados (Canadá, Francia, República Federal de Alemania, Italia, Japón, Inglaterra y Estados Unidos de América) que transita de un máximo del 13% en 1971-1973 al 10% en 1979-1980 (se reduce).
            Todo lo anterior dio pasó a que el Estado Mexicano creara una Política Anticrisis en la década de los 70’s, la cuál consistía en ofertar más producción y a un más bajo costo al mercado mundial para solventar la crisis, que el mundo estaba viviendo y en la que el país resintió mucho por el poco soporte que tenía el capital mexicano.
            Así en los años 70’s, por sus grandes exportaciones de capital, México fue considerado un país en posición de potencia “subimperialista” dentro del mercado mundial. El estado mexicano empezaba a tener influencia económica en América Central y en los países del Caribe (esto quiere decir que las exportaciones capitalistas se centraron en esas regiones), mediante la relación típica de un país industrializado y uno agrario; ya que aparte de venderles mercancía les compraba materia prima y productos de muy poco grado de elaboración a bajo costo. Esto le quitó poder al capital norteamericano, porque ahora tenía que competir con México por el mercado centroamericano y del Caribe, y con Argentina y Brasil por el sudamericano.
            Por eso en los años 70’s México se convirtió en un país independiente donde no pedía favores y el mismo en base a su producción y su exportación elevaba su capital financiero; dejó atrás los préstamos económicos a países desarrollados por un buen tiempo, trabajó en su proceso de industrialización y comercio, y se movió como un país con un capital solventable en el mercado mundial.
            Algo contrario paso una década después, durante la crisis de 1982-1983 y después de ésta, donde el país decayó económicamente y empezó a volverse dependiente (de nuevo) de otros países con un capital económico más poderoso, esa crisis pegó de lleno en la estructura financiera del país y lo obligó a que volviera a pedir favores y préstamos y que la deuda se hiciera más grande de lo que ya era. 
            El T. L. C. daría la seguridad de un amplio mercado para el inversionista de México, pues contaría con el mercado más grande del mundo, la economía podría beneficiarse con la transferencia de tecnología y posteriormente, se supone que el ingreso de la población crecería en términos reales.
            El Tratado de Libre Comercio es para el gobierno mexicano un medio para conseguir la reactivación de la economía que durante la década de los ochenta entró en una profunda depresión. Se plantea como el medio que da seguridad tanto a los inversionistas nacionales que han enviado sus capitales fuera del país, como a los inversionistas extranjeros que encontrarán atractivas posibilidades para sus inversiones en nuestro país.
            En los últimos diez años casi se nulificaron las condiciones de acumulación, en este punto me refiero a la caída de la tasa de ganancia que ha provocado la crisis actual, la cual se manifiesta en cada país afectando a los sectores más dinámicos de la economía y por consecuencia retardando el proceso de acumulación.
            El gobierno tuvo que enfrentar esta situación tratando de resolverla. La crisis mundial impuso una fuerte disminución del comercio mundial que afectó a México, particularmente, en lo que se refiere a las exportaciones de petróleo; parte fundamental de nuestras ventas al exterior. Esto trajo como consecuencia la reducción de la actividad económica que se puso de manifiesto en menor inversión y, por tanto, pérdida de empleos y caída del salario real.
            Otro de los problemas que contribuyó a agravar la situación de la economía nacional fue la deuda externa, que por su magnitud se volvió inmanejable y significó, desde el punto de vista social, una pesada carga para la población.
            Había que restablecer las condiciones de acumulación, así que el actual gobierno primero negoció la deuda; segundo, estableció controles a la inflación, reduciéndola sin lograr todavía el nivel deseado, aunque se asegura que pronto se conseguirá; lo cual debe conseguirse como una de las condiciones que los inversionistas exigen para volver al país. Por último, se buscó dar confianza a los inversionistas sobre las reformas que permitirían restablecer las condiciones de acumulación de capital de manera constante y, para este fin, el gobierno de México propuso el T. L. C.

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